Al Horford cristalizará mañana el sueño de ser un jugador "All Star"Se convertirá en el primer dominicano en ver acción en el partido reservado para los estelares
Al Horford posa para la foto en estudios del Partido de las Estrellas a celebrarse mañana.SANTO DOMINGO. No tiene la estatura física de su padre, no lanza a distancia con la efectividad de Iván Mieses, no driblea el balón como Winston Royal, ni tiene las habilidades multifacéticas de Hugo Cabrera. Sin embargo, en cinco años, Alfred Joel Horford Reynoso ha registrado una marca con mejor posicionamiento que cualquier otro baloncestista dominicano.
Su participación en el Partido de las Estrellas, a celebrarse mañana en el estadio Cowboys Stadium de Dallas, Texas, será el más reciente palmarés que agregue a su vitrina en su hogar de US$1,2 millones en el centro de Atlanta, que incluye dos campeonatos de la NCAA como titular, ser el jugador hispano seleccionado en el puesto más alto en el sorteo de la NBA y promediar cifras dobles a la ofensiva en la más exigente liga del planeta.
De 24 años, 6'10 de estatura y 245 libras, Horford no acumuló los votos necesarios por la Internet para ganarle la posición de centro a Dwight Howard. Pero los múltiples aportes que hace cuando está en cancha (algunos de los cuales no se compilan en la hoja de anotación), llevaron a Stan Van Gundy, el entrenador de la Conferencia del Este, a convocarlo por encima de figuras como Shaquille O'Neal, Brook López y David Lee.
El partido será televisado a 215 países en 41 idiomas. La NBA reveló que se acreditaron 1,800 medios, incluyendo 309 repoteros internacionales.
Para muchos, esta selección es más meritoria que la de los titulares, ya que quienes escogen son especialistas. Su velocidad le incomoda a los centros de la liga y la mejoría en su tiro de media distancia le permite administrar mejor su energía, por lo que ha aumentado su tiempo en cancha esta temporada, su tercera en la liga.
Esta temporada, Horford ha jugado un papel estelar para que los Atlanta Hawks terminaran la primera mitad de la campaña igualado en la primera posición de la División Suroeste con marca de 33-18. Horford promedia 13,4 puntos, 9,4 rebotes y 2,1 asistencias en 34,9 minutos.
Su estímulo
El padre de Alfred Joel, Tito Horford Williams, es el jugador más alto que conoce el baloncesto dominicano. Fue un proyecto que en su época universitaria fue comparado con Kareem Abdul-Jabar, pero que nunca llegó a sacar el máximo a sus condiciones.
Esa estatura (7'1 pies) y corpulencia (250 libras) no lograron complementarse para crear la maquinaria dominante en la pintura (como sí lo hizo José "Grillo" Vargas y Jack Michael Martínez), lo que le mereció muchos abucheos en el Palacio de los Deportes Virgilio Travieso Soto.
Cuenta Iván Brea, amigo cercano de Arelis Reynoso, la madre de Alfred Joel, que el niño vivió en carne propio esas frustraciones de su padre, al punto que en varias ocasiones pidió abandonar el recinto ante la impotencia.
"Recuerdo que él decía, 'yo seré mejor que mi papá' para cobrar las deudas que su progenitor tuvo con el público dominicano, ante tantas ilusiones que se hizo", dijo Brea. "Ese deseo de hacer lo que su padre no pudo, ha sido el estimulo que ha tenido Al para llegar donde ha llegado".
El joven aprendió a jugar mientras estudiaba en el colegio La Salle de Santo Domingo y en la academia que por varios años operó el técnico Leandro de la Cruz.
Su madre se mudó a Michigan en 2002, donde convenció a los directores de la escuela secundaria Grand Ledge de becarlo.
Horford no llegó como titular a los Gators de la Universidad de Florida, pero terminó como el jugador más determinante de una promoción que envió al quinteto inicial completo a la NBA.
Asistencia
Autoridades de la liga y los propietarios de la instalación esperan unas 100 mil personas para dejar atrás la cifra de 78,129 espectadores que asistieron a ver el desafío entre Kentucky y Michigan State el 13 de diciembre de 2003 en el Detroits Ford Field.
La mayor concurrencia registrada en un All-Star Game fue de 44,735 personas en el Astrodome de Houston en 1989. En la campaña regular, la primacía pertenece al Georgia Dome, cuando 62,046 fanáticos abarrotaron la cancha para ver al astro Michael Jordan, en un partido entre sus Chicago Bulls contra los Atlanta Hawks.
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