jueves, 27 de mayo de 2010

La envidia bajo control

“Así como una jornada bien empleada produce un dulce sueño, una vida bien usada causa una dulce muerte.” (Leonardo Da Vinci)
bloaTodos los días y en diferentes situaciones, nos encontramos con personas que tienen más que nosotras o por lo menos eso es lo que pensamos. Nos dejamos llevar por lo que vemos y escuchamos, calificamos inmediatamente a personas de “afortunadas, inteligentes y de mucho estudio” llegando a desvalorizar lo que nosotras mismas tenemos, a compararnos continuamente con los demás y producirnos sufrimiento, ansiedad y muchas veces incluso angustia.
Son muchas las veces en que sentimos celos o envidia de alguien por sus virtudes o por lo que a veces llamamos “suerte”. Buscamos la manera de imitarles o los usamos como inspiración para mejorar y motivarnos a luchar por llegar a lograr nuestros objetivos y propósitos.
Lamentablemente no siempre reaccionamos tan bien ante la envida que sentimos, muchas personas se sienten mal con un sentimiento de envidia difícil de controlar, un sentimiento que puede llegar a ser altamente destructivo, creando rencor y odio contra personas que no nos han hecho nada e incluso contra personas que ni siquiera conocemos. Esto provoca que ignoremos o que no valoremos todo lo que poseemos, tenemos mucha tendencia a compararnos con los demás, envidiamos lo que otros disfrutan, poniéndonos de una manera inconsciente a la defensiva y hasta nos colocamos a nosotras mismas en el papel de victimas:
  • La vida no me ha tratado bien.
  • ¿Por qué otros tienen más suerte que yo?
  • ¿Por qué la vida no nos trata a todos por igual?
  • ¿Por qué yo no puedo ser tan feliz como otras personas?
Se dice muy comúnmente que hay envidia de la sana, que provoca que en lugar de dolernos no tener lo que desearíamos tener y esa persona tiene, nos produce una alegría por esa persona, incluso algo de admiración y respeto y mejor aun sin desearle mal. Pero existe el otro tipo de envidia, la envidia malsana que es dañina y nos lleva a actuar de una forma descontrolada, nos impulsa el deseo de difamar con chismes o calificativos para dañar la buena reputación de quien nos trae a la mente todo de lo que carecemos.
Todo ser humano es capaz de conseguir lo que quiere, desea o necesita si nos tomamos el tiempo para conocernos a nosotras mismas, nuestras cualidades y capacidades así como reconociendo y aceptando nuestras limitaciones, tratando como siempre de ser lo más sinceras con nosotras mismas, porque sabemos que la persona envidiosa miente, se miente así misma y a los demás en un afán de quitarle méritos a la persona que muy en el fondo admira, aceptando íntimamente que cualquier opinión mala que se haya dicho sobre alguien, fue provocado por la envidia malsana que en algún momento se pudo sentir, esto hará que se sienta liberada de un sentimiento de envidia destructivo.
Tener una autoestima alta nos ayuda a conseguir nuestros propósitos sin necesidad de compararnos con nadie, confiando en nosotras mismas podremos alegrarnos con los logros de los demás y no por eso sentir ningún tipo de amenaza para nuestro propio desarrollo. Tomando en cuenta que cuando a los demás “les va muy bien” no nos quita,  ni nos pone ni más ni menos de nuestros propios logros, toda persona, todo ser humano hemos sentido envidia de diferente tipo, no importa si son por valores materiales o intelectuales, pero se puede en algún momento dado, utilizar ese sentimiento como un estímulo a reconocer en nuestro interior nuestros deseos y anhelos y luchar por ellos.
Evitemos ese sentimiento de envidia maligna que no nos ayuda a crecer, ese sentimiento nocivo que se complace más en los fracasos de los afortunados que en nuestros propios éxitos. A veces celebramos cuando algo no le sale a las que pensamos que tienen demasiada “suerte” en la vida, tanta que ni se merecen… pero nos convendría mucho más concentrarnos en nosotras mismas, actuar en lugar de lamentarnos, poner prioridad en nuestras percepciones de nosotras mismas y utilizar las estrategias necesarias con fe y esperanza de que llegaremos a lograr nuestros propósitos, poniéndonos metas y elaborando proyectos, echarlos a andar… que no importa el tiempo que nos lleve realizar nuestros proyectos, aunque sea un par de años, si lo logramos merecerá el esfuerzo. Los años pasarán de todos modos, así que mejor sería que pasen confiando en nosotras mismas, haciendo las cosas con fe de que alcanzaremos nuestras metas. Todas tenemos la inteligencia emocional necesaria para poder superar la envidia, y debemos ponerlo en práctica,  porque la envidia no nos permite ser plenamente felices ni alcanzar el máximo de nuestras capacidades.
Descúbrete a ti misma, deja aflorar esos sentimientos nobles y puros que todo ser humano lleva por dentro, nosotras podemos, si queremos podemos.
Con el cariño de siempre:
Amanecer cautiva del amor.
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